Por Judith Villamayor para Proyecto Venus. Agosto 2006.
¿Qué hacías antes de fotografiar desnudos?
Siempre me interesó la fotografía. Al principio, siendo niño, surgió casi como un juego, me gustaba retratar animales o insectos, sus pequeños mundos secretos. Luego, cuando creció mi interés por la fotografía, ya en la adolescencia, comencé a salir a la calle en búsqueda de escenas casuales para retratar: a veces seguía a gente que me llamara la atención, intervenía en escenas determinadas de museos o me metía en casas abandonadas; esa estética del paso del tiempo siempre me interesó. Al retratar desnudos empecé a trabajar también en estudio, pero ya haciendo fotografías en base a historias definidas.
Las personas y el paso del tiempo podría decir q son tus intereses básicos, o bien primero fue uno y luego el otro. La pregunta parece complicada pero la hago para entender si cambiaste de intereses o solo de “excusas” fotografiables.
Supongo que el antes y el ahora están ligados por una curiosidad por la intimidad, de chico me fascinaba develar el misterio de las escenas cotidianas que se esconden detrás de las paredes. El cambio se da en que ahora tengo una visión más personalizada de las cosas y dejo menos elementos librados al azar; los intereses son los mismos pero con un fondo visual más desarrollo.
Al empezar a trabajar en un proyecto definido, hace ocho años, el primer paso serio lo tomó la parte textual, trabajar historias en base a mi vida onírica, luego fui retratándolo en imágenes a través de distintos viajes, al ir encontrando, ya sin casualidades, las escenas mismas alguna vez soñadas, ese es el proyecto ResBina (la rebis, la carne doble, el andrógino), que es la primera parte de un proyecto de cinco etapas.
Cuando comencé con el segundo de estos proyectos, DernierBaiser, el proceso fue a la inversa, tomé como punto de partida un pequeño poema y fui elaborando durante cuatro años la historia de fotos, un largo proceso de sesiones que recién ahora estoy terminando, y el texto de la obra sigue aún en espera.
¿Qué significa “belleza” para vos?
Estoy un poco enojado con lo que se entiende con “belleza” comúnmente. Al trabajar con modelos, al fotografiar personas reales, te vas dando cuenta de todos los traumas que genera ese concepto tan equivocado de belleza que buscan difundir los medios de comunicación. Yo prefiero trabajar con gente normal, real, que tenga la menor experiencia posible ante las cámaras para mantener su naturalidad: todo puede ser considerado bello. Belleza es lo que me hace llorar. Trato de cuidar cada objeto que aparezca en la escena ya que cada elemento va a tener su significado, busco la belleza, pero supongo que termina entrelazándose con elementos dolorosos.
¿Con quién te gusta hablar de tu trabajo? ¿Trabajás muchas horas por día?
Es una buena pregunta, porque hasta hace no tanto tiempo mantenía bajo cierto secreto mi obra, por falta de seguridad o lo que sea, me llenaba hacerlo para mí y ya, una forma de supervivencia; sólo se lo mostraba a las personas de mayor confianza con las cuales sabía que iba a ser entendido. Pero al empezar a mostrarlo cada vez más a la gente fui viendo cuánto más gana la obra con la respuesta del espectador, ahora siento esa reciprocidad necesaria
Puede decirse que dedico todo el tiempo a mi obra: el trabajo artístico va de la mano con la vida, cumplen el mismo proceso, en mis proyectos pongo mucho de mí, estoy ahí, y quien me conozca realmente entenderá el por qué de cada elemento que aparece en la escena.
¿Alguna vez tu cabeza transita otro camino?
Difícil, nunca pude darle prioridad a otra cosa, a ningún estudio, a ningún trabajo ocasional. Siento que el único lugar donde puedo existir es ese, no puedo convivir con la realidad diaria, no la entiendo; es así que los trabajos que pude mantener debían estar ligados de alguna forma a las cosas que puedo hacer.
La gente vive en el mundo y se abstrae con lo que sea, yo prefiero vivir en esa abstracción, vivir a mi tiempo. ¿La realidad es algo muy complicado, no? Mi forma de transitar es mantenerme en un estado instintivo; como si no tuviera nada en la cabeza y dejarme llevar por los impulsos.
¿Cómo elegís a tus modelos, tus fotos y su contenido?
Dentro mi proyecto, actualmente estoy trabajando en las partes DernierBaiser y Bauiernoos – tercera –, que mantienen una línea narrativa en común, una historia que se desarrolla en cada secuencias de imágenes, por tanto el tipo de modelo que elijo tiene que mantener cierta sintonía con el personaje que le presento, debe entenderlo, además de cumplir las características que requiera. En cambio, en un nuevo proyecto aparte que estoy trabajando, mucho más reciente, Histories de Femmes, el proceso es inverso: parto de pequeñas ideas preconcebidas que crecen al mezclarse con elementos reales de cada modelo para su personaje; estos se definen, en este caso, en las charlas con las modelos, es una suerte de trabajo “psicoanalítico”. Más que modelos podrían ser considerados actores: interpretan historias y cada imagen se encuentra en relación con el todo de cada proyecto.
¿Qué artistas te interesan?
Admiro a Basquiat y al grupo Tuxedomoon. Me gusta sentirlos. Me gustó conocer el trabajo de Duane Michaels, Newton, Dan Eldon, Rauschenberg. Me fascina el tratamiento sonoro de las películas de Kubrik. Me gusta lo siniestro en Bergman y la estética de algunas películas de la Nouvelle Vague. Me atraen infinidad de artistas más, soy muy receptivo, aunque a veces olvido los nombres.
¿Qué pensás de las instituciones donde forman “artistas”?
Particularmente yo no tuve las mejores experiencias en instituciones, estudié cuatro años de letras y algunos cursos de foto y otras cosillas de música, pero al tiempo de empezar con cada uno de estos seguía por un camino autodidacta. Pero eso va más con cada uno; aunque creo que el artista se forma a través de la experimentación, eso es lo primordial.